Vehículos eléctricos frente a coches de hidrógeno: 6 razones por las que los vehículos eléctricos vencerán a los de hidrógeno en la carrera por la sostenibilidad

Los vehículos con motor de combustión interna (VCI) han dominado la industria automovilística mundial desde la aparición de la automoción y siguen haciéndolo. El predominio de los VCI durante mucho tiempo puede atribuirse, en parte, a la primacía de los combustibles fósiles y a su accesibilidad. Sin embargo, los datos recientes informan de que este predominio podría estar pronto en declive.

En 2021, Bloomberg informó de que la producción y la venta de los ICEV habían alcanzado su punto máximo. Otras investigaciones publicadas por Statista en el mismo año confirmaron esta afirmación con estadísticas que muestran que la venta mundial de ICEVs alcanzó su punto máximo en 2020.Gráfico que ilustra la venta mundial de ICEVs entre 2015 y 2030

La mayor preocupación que rodea al uso continuado de los ICEV es la contaminación ambiental. Un SUV con motor de combustión interna produce una media de 269,2 g de CO2 por kilómetro. Estos retos son los que han impulsado la búsqueda de medios alternativos de automoción. Entre la creciente lista de opciones de sustitución, los vehículos eléctricos de batería (BEV) y los vehículos eléctricos de pila de combustible de hidrógeno (FCEV) son los más populares y aceptados a nivel mundial.

¿Qué son los vehículos eléctricos de batería?

Los BEV son vehículos que funcionan completamente con energía eléctrica almacenada en paquetes de baterías. Por ello, no necesitan combustibles fósiles para funcionar. En su lugar, los paquetes de baterías alimentan motores eléctricos que propulsan los vehículos al tiempo que liberan cero emisiones de los tubos de escape.

¿Cómo funcionan los BEV?

Las baterías de iones de litio (Li-ion ) dan energía a la mayoría de los BEV. Debido a su compacidad y alta densidad, estas baterías suelen colocarse bajo los asientos del vehículo para permitir una distribución adecuada del peso. Las baterías se cargan enchufando el vehículo a una fuente eléctrica externa. Además, los vehículos vienen con cargadores a bordo que convierten la corriente alterna de la fuente en corriente continua, que luego carga la batería. 

¿Qué son los vehículos eléctricos de pila de combustible?

La principal fuente de energía de los FCEV es el hidrógeno, el elemento más abundante del universo. Al igual que los BEV, los FCEV funcionan con electricidad y no necesitan combustibles fósiles para funcionar. Sin embargo, su modo de funcionamiento difiere del de los BEV.

¿Cómo funcionan los FCEV?

La estructura de la pila de combustible del vehículo es similar a la de una batería, con un cátodo y un ánodo para la electrólisis. El depósito de la pila de combustible recibe hidrógeno comprimido. En lugar de quemar el gas, la pila de combustible lo pone en contacto con un catalizador a través del ánodo. Los átomos de hidrógeno se separan en protones y electrones. Los electrones se acumulan y se alimentan al motor que propulsa el vehículo. Este proceso sólo libera agua como subproducto.

BEVs versus FCEVs: ¿Qué gana en la carrera por la sostenibilidad?

Estos tipos de vehículos son las principales opciones de sustitución de los ICEV. Sin embargo, la observación de múltiples indicadores clave apunta a que uno de ellos es la principal alternativa para lograr la sostenibilidad energética global. A continuación se presentan seis indicadores como base para la comparación entre ambos.

1. Eficiencia

Uno de los principales factores que determinan la elección de un automóvil es la eficiencia del viaje. Así que la pregunta que se hacen las personas en transición hacia la eMobility es: "¿qué porcentaje de la fuente de energía global de este vehículo está disponible para mí, el conductor?".

Según Volkswagen, entre otras fuentes, los BEV suelen ofrecer una eficiencia de entre el 70% y el 80%. En cambio, los FCEV suelen ofrecer un nivel de eficiencia de entre el 25% y el 35%. Así que podemos decir que los FCEV ofrecen menos de la mitad de la eficiencia que los BEV.

2. Carga inteligente y V2G

Aunque ambos tipos de vehículos funcionan con electricidad, sólo los BEV son capaces de realizar una carga inteligente y una carga V 2G debido a su conexión a la red. Debido a las ventajas de la carga inteligente y V2G, esto supone puntos adicionales para los BEV. Por ejemplo, con plataformas estructuradas como la FLEXO Smart Charge, los propietarios de BEV disfrutan de la ventaja suprema de supervisar y gestionar la carga de sus vehículos, cargar fuera de las horas de máxima demanda y vender el exceso de energía o la no utilizada a la red. Todas estas ventajas contribuyen tanto a la sostenibilidad de la red como a los bolsillos de los propietarios de vehículos eléctricos.

3. Coste de la compra

Los inversores suelen estar más abiertos a invertir en productos que cuestan menos y rinden igual que el resto de productos o incluso mejor.

Según Euro News, el coste de compra de los BEV suele ser a partir de 21.000 euros, mientras que el del FCEV medio comienza en 60.000 euros. Una vez más, los BEV van un paso más allá de los vehículos de hidrógeno en la carrera por la sostenibilidad.

4. Facilidad y coste de funcionamiento

En 2021, solo había 539 estaciones de abastecimiento de hidrógeno en todo el mundo. Toda esta escasez se debe al complejo proceso de presurización del hidrógeno para su uso en automoción. Estos factores son los que encarecen el repostaje de hidrógeno. En Estados Unidos, por ejemplo, un kilo de hidrógeno cuesta entre 10 y 15 dólares. Esto significa que a un FCEV típico, que contiene unos 6,3 kg de hidrógeno, le costaría entre 63 y 95 dólares recorrer 380 millas.

Por el contrario, en 2021, el mundo contaba con cerca de 1,3 millones de estaciones de recarga de VE de acceso público. El coste medio por milla de funcionamiento de un BEV en los Estados Unidos es de unos cuatro céntimos. Esto significa que un BEV típico costaría 15,2 dólares para recorrer 380 millas. Una vez más, los BEV ganan en este caso.

5. Huellas de carbono

Las huellas de carbono de cualquier cosa son las cantidades de CO2 liberadas a la atmósfera debido a la producción, las actividades o la existencia de esa cosa. Tanto los BEV como los FCEV tienen su huella de carbono en el sentido de que las redes que cargan las baterías de los VE gastan importantes cantidades de CO2 para generar electricidad, y la producción de hidrógeno a partir de la electrólisis inversa del agua libera enormes cantidades de CO2 a la atmósfera. Dado que el tipo de vehículo con menos huella de carbono es más ecológico, la pregunta es: ¿cuál es el responsable de menos huellas?

En 2021, Forbes publicó un estudio que contiene análisis de las huellas de carbono de estos tipos de vehículos. Según el estudio, los BEV en el Reino Unido tienen una huella de carbono de 36g/km de CO2. El equivalente FCEV de este vehículo tiene una huella de carbono de 82g/km. 

6. Los números no mienten

Se han realizado varios estudios para predecir el futuro de los mercados de BEVs y FCEVs. La mayoría de las estadísticas, tras una cuidadosa evaluación de las tendencias pasadas, predicen que los BEV dominarán el mercado mundial del automóvil en los próximos años.

Conclusión

Todos los hechos y estadísticas ya comentados son indicadores que señalan que, aunque tanto los BEV como los FCEV son alternativas ideales a los ICEV, la gran mayoría de los actores del sector de los vehículos eléctricos y de la movilidad electrónica tienen sus ojos puestos en los BEV. Esta elección no se basa únicamente en las preferencias, sino en las ventajas socioeconómicas y medioambientales.

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